21.3.10

La clase Inaugural de Antropologia




Por Pablo Rafael Bonaparte

"Se dice que el hombre descubrió su sentido artístico cuando separó una piedra de las demás porque le llamó la atención. Seguramente esa piedra tuvo que ser colocada en un lugar especial, lejos de las demás piedras que no le decían nada. Los cultores del arte utilitario dirán que la guardó como último recurso. Los cultores del arte metafísico dirán que fue usada como talismán. Los amantes del arte epopéyico afirmarán que la piedra fue depositada en el rincón más inhóspito que conocía el hombre de aquellos tiempos, como claro mensaje del "hasta aquí llegamos" o desde el "de aquí partimos". La maravilla del arte reconoce todas las interpretaciones, absolutamente todas aun las más burdas y chabacanas significan algo: alguien se dio cuenta de que algo existe. Por supuesto que el nivel de la crítica debe ir de la mano del nivel de quién critica ya que, como tendría que saberse, cuando uno habla de lo que habla, habla en realidad de uno mismo. Resumiendo, en el arte toda interpretación es una iniciación a uno mismo. Sólo que previamente alguien tiene que recoger una piedra.

La fotografía nos remite a los orígenes del sentido de lo artístico. Alguien separó una parte de nuestra visión de lo cotidiano y nos la muestra. A partir de aquí la aventura es personal, y desde allí habrá quien no alcance a llegar a la esquina de su casa y quien salga disparado hacia extraños mundos aun no explorados."

Guillermo N. Bonaparte

Si bien estas palabras fueron escritas para el catálogo de una muestra fotográfica nos van a ayudar para comenzar una imaginaria clase inaugural. De ellas vamos a tomar dos ideas y un espíritu. El espíritu, aclaremos desde ya, es el "espíritu del arte", que a mi entender es el mismo que moviliza al científico y al religioso ya que en ellos anida el interés por resignificar la realidad. De las dos ideas que quiero rescatar, la primera se refiere al "sentido de iniciación" que es individual y único. Aunque se nos enseñe en forma masiva, sólo individualmente accederemos al conocimiento y éste sólo cobrará un sentido iniciático cuando así lo decidamos, cuando logremos imprimirle al conocimiento nuestra idiosincrasia. Todos tenemos la oportunidad de recorrer cualquier camino con un sentido iniciático, así como todos tenemos la oportunidad de despreciar lo que la vida nos ofrece. La segunda idea que quiero rescatar corresponde a "la imagen como disparador" de nuestra iniciación. A ellas vamos a recurrir para resumir el problema que queremos develar pues tienen el don de superar lo simplemente denotativo.

Una última aclaración: entiendo que cuando Guillermo habla de "nuestra visión de lo cotidiano" no hace referencia únicamente a las imágenes que vemos todos los días. También incluye a toda imagen de ficción, o exótica que integra o puede llegar a integrar nuestra cotidianeidad. Me parece que se trata de la toma de conciencia del significado de lo cotidiano. Un significado que puede estar oculto aun ante nuestros ojos, un significado que nos puede llegar a permitir integrar mundos muy lejanos...

Comencemos entonces con dos imágenes de dos mundos muy distantes:

Es una costumbre en el desierto de Kalahari en Africa que cuando un cazador obtiene una presa utilizando una flecha de otro, el animal pertenece al dueño de la flecha. Éste será quien la reparta entre la comunidad cuando el cazador vuelva al poblado. Son hombres !Kung, Bushmen o bosquimanos.

En Australia central cuando un cazador Pitjandjara llega al campamento con un canguro al que arrastró probablemente por varios kilómetros, arroja el animal a los pies de otro aborigen, se sienta a descansar a la sombra de un árbol y no se preocupa más por el asunto. El otro decidirá quién recibirá las raciones.

Recreemos juntos estas imágenes:

-"Señor puede hacerme el honor de permitirme llevar su flecha a la cacería para así poder traerle una presa digna de su merecimiento"

o en el caso Pitjandjara: "He recorrido mucho camino para encontrar al animal que sostengo sobre mis hombros, permíteme entregártelo, permite que mi esfuerzo alimente a tus hijos."

Y yo les pido a ustedes... ¿me harían el honor de dejar que les conteste las preguntas de sus exámenes...?

Parece un poco irracional ¿verdad? Yo estoy aquí para evaluarlos y ustedes para ser examinados ¿Qué es esto de "tomar" el esfuerzo que debe hacer el otro?

Hagamos un ejercicio para darle otro giro a la cuestión:

Por favor conviertan sus manos en un cuenco y alberguen allí todo aquello que no se animen a mostrar a otros: sus miedos, sus vergüenzas, sus rencores ocultos, su ignorancia, sus deseos jamás confesados

¿Ustedes pueden entregarme su contenido y depositarlo en mis manos? en sentido figurado claro está ¿Alguien puede hacerlo ahora? ¿Alguien puede entregarse así completamente a otro entre nosotros? El hecho de estirarlas hacia mi será el símbolo de su entrega. ¿Tienen miedo de que pueda herirlos? Claro... no me conocen lo suficiente como para hacerlo...

Volvamos nuevamente al comienzo. Era una costumbre en Tierra del Fuego que los hombres y las mujeres repartieran lo cazado o recolectado entre sus vecinos... por más escaso que fuera lo obtenido. Esto lo hacían porque eran Selk´nam. De ellos hoy, sólo queda nuestro recuerdo.

En el frío desierto de Groenlandia cuando un esquimal Ammassilik mata un oso se lo reparte entre el que lo divisó primero, los cinco primeros que lo tocaron y todos los que estuvieran en el momento del descuartizamiento... al cazador le queda muy poco.

Ahora imaginemos que ustedes tienen confianza en mí y que yo creo en su sinceridad. Supongamos que me conocen profundamente y tienen la certeza de que el contenido de sus manos será totalmente resguardado por las mías, que pueden confiar absolutamente en mi. Miren con qué cuidado tomo sus secretos. Sus vidas están abiertas ante mi y me cuentan todo. Pero yo no me río, ni especulo, ni abuso en ninguna forma. Es más, los protejo con la mia. ¿Qué sensación tienen ahora? Saber que pueden depositar sus secretos ocultos con una confianza absoluta en otro y que éste lo cuidará con su vida, que velará por él. Cierren los ojos... y por un momento, vean dentro suyo... ¿qué se siente?

Mientras tanto sigan escuchándome...

-"Señor puede hacerme el honor de dejar que lleve su dardo a la cacería para traerle una presa digna de su merecimiento" dice un cazador Aka de los Pigmeos del centro de Africa.

"He recorrido mucho camino para encontrar el animal que cargo sobre mis hombros, permíteme que te lo entregue anciano, y que tus sabias manos lo distribuyan entre quienes lo necesitan." Dice un cazador Wotjobaluk de las tribus sudorientales de Australia

Muchas veces me pregunto si podemos llegar a aprender algo de estos aborígenes tan "sucios", tan "pobres", tan "primitivos". Ellos ni saben lo que es vivir en una sociedad "compleja", ¿qué nos pueden enseñar a nosotros? Además piensen ustedes ¿Qué creen que hará mañana el bosquimano dueño de la flecha? ¿Creen que saldrá a cazar con la flecha de otro? ¿Qué hará el Pitjandjara que recibió el canguro a sus pies? ¿Creen que buscará una pieza de caza digna de sus compañeros?

¿Qué harán ustedes el día de mañana cuando como profesionales tengan el espíritu, la carne y los huesos de otras personas? ¿Harán lo que harán por treinta monedas?

Voy a depositar treinta monedas en el escritorio. Sé que muchos están aquí porque una profesión les puede llegar a permitir tener una vida más holgada, sin tantas presiones. Estas monedas también están en sentido figurado. Supongamos que una es el auto, otra la casa, otra las vacaciones, otra la educación de sus hijos y otra más el tiempo necesario que le deberán dar a sus hijos... Pero sepan desde ya que el beneficio de esa vida más holgada será el producto de manipular personas es decir, esperanzas, expectativas que no son otra cosa que el futuro de todos.

Si deciden cuidar al otro, como les gustaría que el otro los cuide, van a tener que enfrentarse a textos que en un principio pueden llegar a ser aburridos, malos, pedantes, mentirosos, o difíciles y complejos, y librar una feroz batalla con todos ellos hasta transformarlos en comprensibles y divertidos porque, dicho sea de paso, la verdadera diversión no la encontrarán en los libros, estará en la mirada que ustedes le impriman a la lectura para que ésta les devele algo. Claro que previamente alguien tuvo que reconocer un problema...

Deberán entonces recorrer un largo camino que hoy empieza para poder entregar mañana a otros el fruto de su trabajo. Para ello deben encontrar su propio sendero... Su camino iniciático.

"¿Y a mí quién me va a cuidar...?" Escucho por ahí. "...si nuestra sociedad está construida con propiedad privada, egoísmo, ventaja, diferencia y explotación ¿De qué me pueden servir todas sus ideas para vivir en ella?"... "¿Está bien que nos enseñe cosas que no nos van a servir?"... "La sociedad ya es así y no la va a cambiar nadie".

Todas esas reflexiones se las podríamos llegar a permitir a las personas que van por la calle (aunque, entre nosotros, a mi me cueste aceptarlo). Pero ustedes ya no son personas de la calle. Han entrado a un recinto y están en él para aprender a buscar soluciones. Porque toda reflexión que afirme que alcanzar una vida digna es irrealizable, le está vedada tanto al científico como al religioso y al artista, ya que su obligación, su razón de ser, es buscarla para todos. Absolutamente para todos.

Claro que pueden violar este principio y terminar sus carreras y tener un diploma y recibir sus treinta monedas. Pero créanme aunque estuvieron aquí, aunque superen todos los escollos que se les pondrán, no conocieron ni conocerán ninguno "de los mundos" de que hablamos, aunque aprendan de memoria sus nombres y los repitan cotidianamente.

Espero que el día del examen cuando vea que alguien tiene alguna duda sobre la respuesta correcta yo pueda decirle "puede hacerme el honor de permitir que le conteste la pregunta", porque tendré la certeza profunda, con la profundidad que sólo alcanzan las flechas !Kung, que esa persona llegará a conocer mañana ese tema mejor que yo.

Desgraciadamente no van a ser muchos, nunca lo son en nuestra sociedad. Pero son los necesarios... los imprescindibles.

Bienvenidos al Ciclo Básico Común, bienvenidos a la Universidad de Buenos Aires, a los unos y a los otros...

Buenos Aires. marzo de 2001
Antropología - Ciclo Básico Común - Universidad de Buenos Aires

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